Consumo y ahorro, a la medida del bienestar


Consumo y ahorro, a la medida del bienestar

El economista Angus Deaton es pionero en la medición del bienestar y la pobreza. Sus teorías del consumo, el ahorro, y sobre la medición de bienestar económico, constituyen un análisis real a problemas esenciales.

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Frente al enfoque tradicional que considera la renta “per cápita” como medida de desarrollo, el economista propone usar el consumo “per cápita” dentro de un esquema que gira en torno al eje salud-riqueza-bienestar y que “ha abierto nuevos caminos en la economía del desarrollo”.

“Estoy intentando medir el impacto de la crisis en diferentes países, entre ellos algunos de Europa y de Latinoamérica, para decidir cuales serán los siguientes pasos necesarios, pero todos debemos ser conscientes del momento que estamos atravesando y aceptar los cambios en las condiciones de vida a los que muchas familias, desgraciadamente, tendrán que hacer frente en muchos países del mundo”, ha dicho Deaton.

En su investigación, aplica métodos rigurosos a los problemas importantes del mundo real.

A lo largo de su carrera, su trabajo se ha caracterizado por sus esfuerzos para comprender la evidencia empírica, apoyándose en estructuras teóricas claramente articuladas y en la identificación de los comportamientos subyacentes a los datos.

Deaton pasó de aplicar la microeconometría para analizar la demanda de los consumidores a incorporar el consumo como indicador clave en la medición del bienestar y la pobreza. En un momento como el actual, trabaja en la medida del impacto de la crisis en las condiciones de vida de diversos países.

Sus análisis han ayudado a “entender mejor la relación entre consumo y renta, pero también ha evidenciado que hay elementos en esa relación que no funcionan y que hay que revisar”, según el jurado.

ESTUDIO DE LA POBREZA

Frente al enfoque tradicional que considera la renta “per cápita” como medida de desarrollo, Deaton propone usar el consumo “per cápita” dentro de un esquema que gira en torno al eje salud-riqueza-bienestar y que, a juicio del jurado, “ha abierto nuevos caminos en la economía del desarrollo”.

El economista se ha concentrado en los estándares de vida de los pobres en los países en vías de desarrollo. Entre sus méritos figura el haber sido pionero en las encuestas a las familias, realizadas casa por casa, en estos países, como instrumento para medir mejor la pobreza y lograr una comprensión más adecuada de los factores que la determinan.

La especificidad y el detalle de sus cuestionarios permiten segmentar a la población y analizar el impacto de las medidas políticas adoptadas en función de distintos aspectos del comportamiento económico contemplados en las encuestas.

Se dio cuenta de que el crecimiento del PIB, el consumo o el dato de ventas de coches, no servían para tener una visión real del bienestar de la población y que, sobre todo cuando de los hogares más pobres se trataba, eran necesarios datos más detallados sobre el consumo, la ingesta de calorías, el gasto en medicamentos o la frecuentación de los sistemas sanitarios.

Su trabajo sobre Índices de precios para calcular líneas de pobreza ha sido también muy influyente, cuestionando los cálculos oficiales de algunos países y organismos internacionales.

Por ejemplo, la aplicación de sus métodos en la investigación sobre la pobreza en la India, ha concluido que no toda la población se está beneficiando del crecimiento económico de la potencia emergente, lo que ha suscitado un intenso debate social y político.

En la etapa más reciente se ha interesado por factores subjetivos que influyen en la percepción del bienestar, como la relación entre ingresos y sensación de bienestar emocional.

Se analizaron las encuestas realizadas a 450,000 estadounidenses durante 2008 y 2009 para indagar la relación entre dinero y felicidad.

Entre sus conclusiones, señalaban que, a partir de los 75.000 dólares anuales, tener más renta no aumentaba la felicidad.

Actualmente, su atención se centra en el análisis de las consecuencias de la crisis: “Estoy intentando medir el impacto de la crisis en diferentes países de Europa, Latinoamérica y algunos otros, para decidir cuales serán los siguientes pasos necesarios.

Todos debemos ser conscientes del momento que estamos atravesando y aceptar los cambios en las condiciones de vida a los que muchas familias, desgraciadamente, tendrán que hacer frente en muchos países del mundo.

Lo más importante es adaptarse y asumir que necesitamos una gran cantidad de restricciones económicas y ajustes”.

Además de la cátedra de la que es titular en Princeton, Deaton ha impulsado otras iniciativas clave en esta universidad como: el Centro para la Salud y el Bienestar, la Oficina de Investigación sobre Población, y el Programa de Investigación sobre Estudios del Desarrollo.

Forma parte también del National Bureau of Economical Research, institución que reúne a 1.100 catedráticos de Economía y Empresa de Estados Unidos y que realiza informes sobre nuevos métodos estadísticos en Economía, estimaciones cuantitativas del comportamiento económico, evaluación de las políticas económicas públicas y proyección de resultados de propuestas alternativas.

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