MAPFRE advierte cómo el cambio climático transformará la industria de seguros
MAPFRE advierte cómo el cambio climático transformará la industria de seguros
Los efectos del cambio climático están haciendo estragos en buena parte del mundo, lo que se une, además, a la gran brecha de aseguramiento que presentan algunas regiones. Después de Asia, América Latina se posiciona en el segundo lugar de las regiones del mundo con mayor brecha de protección aseguradora. En la última década, ha registrado una brecha media del 81,0%, con tan solo el 19% de las pérdidas totales aseguradas, unos datos que contrastan con la región de América del Norte, que cuenta con la menor brecha de protección del mundo, con una media del 43,2% de pérdidas no cubiertas por los contratos de seguros, y que actualmente se enfrenta a ciclones tropicales, tormentas invernales e incendios forestales.
Estas son algunas de las conclusiones del informe ‘Cambio Climático, Riesgos Extraordinarios y Políticas Públicas’, que ha presentado MAPFRE Economics en el marco de la COP30, para analizar el impacto creciente del cambio climático sobre los riesgos extraordinarios que cubre la actividad aseguradora, especialmente en un contexto de intensificación de fenómenos extremos y de ampliación de brecha de protección de los desastres naturales.

Según la mayoría de los expertos, el calentamiento global desempeña un papel determinante en la intensificación y frecuencia de los eventos por catástrofes naturales relacionadas con el clima, y en particular, en los llamados ‘riesgos secundarios’, sucesos climáticos de menor intensidad y mayor frecuencia, como incendios forestales, sequías, olas de calor, tormentas, fuertes vientos, inundaciones y nevadas, entre otros, que, en el contexto actual de la actividad de seguros y reaseguros, causan impactos cada vez mayores en términos de vidas humanas y pérdidas económicas (representan más de la mitad de las pérdidas registradas), así como con daños extraordinarios en infraestructuras y ecosistemas.
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En la presentación participó Mónica Zuleta, directora corporativa de Sostenibilidad de MAPFRE y Ricardo González, director de Análisis, Estudios Sectoriales y Regulación de MAPFRE Economics, quien comentó que “las pérdidas aseguradas derivadas de fenómenos catastróficos han mostrado una tendencia ascendente sostenida a largo plazo, situándose, según del Swiss RE Institute, en un rango de crecimiento anual del 5% al 7% desde 1992”. En esta línea, agregó que “aunque este incremento suele atribuirse al impacto del cambio climático, también influyen otros factores como el crecimiento económico y demográfico, la expansión de zonas vulnerables con sistemas de alertas tempranas o planes de evacuación y prevención poco desarrollados, y el alza en los valores inmobiliarios”.
El director de Análisis, Estudios Sectoriales y Regulación de MAPFRE Economics, indicó, además, que “las pérdidas económicas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos están aumentando y se prevé que sigan haciéndolo debido a la mayor frecuencia y gravedad de las catástrofes causadas, entre otros factores, por el calentamiento global”. Según apunta la investigación de MAPFRE, en 2024, este tipo de catástrofes provocaron pérdidas económicas que superaros los 300 millardos de dólares por novena vez consecutiva, un 14% más, de los cuales cerca de 145 millardos de dólares estaban asegurados.
En el caso de Guatemala, la vulnerabilidad ante eventos hidrometeorológicos ya se refleja en cifras concretas. Durante la temporada de lluvias 2025 se atendieron más de 33,900 emergencias asociadas a inundaciones, deslizamientos y otro tipo de fenómenos vinculados al agua, que afectaron a departamentos como Alta Verapaz, Guatemala y Suchitepéquez.
Además, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado en 2024, los costos por pérdidas y daños derivados del cambio climático en Guatemala han crecido de forma sostenida desde los años 80, lo que subraya la urgencia de fortalecer mecanismos de aseguramiento, instrumentos paramétricos y estrategias de reducción de riesgo en un país que aún tiene baja cobertura de seguros para catástrofes.
Reducir la brecha: un desafío de política pública
Cerrar la brecha de protección aseguradora para los riesgos catastróficos es un reto que requiere la acción coordinada de las entidades aseguradoras con todos los niveles de gobierno, ya que, sin las medidas y mecanismos de protección y compensación necesarios, los riesgos climáticos se convierten en no asegurables o inasequibles.
En este sentido, el informe destaca la importancia del desarrollo de marcos de colaboración entre las administraciones públicas y el sector asegurador para gestionar y compartir riesgos de desastres, como por ejemplo a través de entidades que existen en países como España, como el Consorcio de Compensación de Seguros, que indemniza siniestros extraordinarios.
También hace referencia a la importancia de promover incentivos para la prevención y reducción de riesgos por fenómenos climáticos adversos, como los sistemas de alertas tempranas, que proporcionan datos en tiempo real para estimar la intensidad y trayectoria de tormentas, inundaciones, olas de calor o incendios forestales; y a incrementar las medidas orientadas a ampliar la cobertura aseguradora, como por ejemplo, a través de soluciones paramétricas, que ofrecen una respuesta rápida y eficiente ante desastres climáticos al realizar pagos automáticos basados en parámetros medibles y predefinidos, como la velocidad del viento, la cantidad de lluvia o la intensidad de una sequía.
El papel de MAPFRE
“El cambio climático representa uno de los principales retos para la estabilidad social y económica y es un desafío de primera magnitud para la actividad aseguradora, que debe ser un actor clave a la hora de elevar los niveles de protección y bienestar de la sociedad”, señaló Mónica Zuleta, directora corporativa de Sostenibilidad de MAPFRE.
MAPFRE desempeña un papel fundamental en el establecimiento de objetivos y compromisos ambiciosos, como convertirse en una compañía neutra en 2030 en todos los países y NetZero en 2050 en sus carteras de seguros e inversión; promover la transición energética justa, con el fin de acompañar a las empresas a que se transformen y sigan creando riqueza de una manera cada vez más respetuosa con el medio ambiente; y desarrollar soluciones innovadoras que apoyen la descarbonización y se adapten a las nuevas exigencias climáticas, con coberturas para apoyar las energías renovables, la movilidad eléctrica y la agricultura regenerativa, entre otras.
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