Snacks artesanales y saludables: la evolución con más sabor y personalidad

Snacks artesanales y saludables: la evolución con más sabor y personalidad
La industria de los snacks en Centroamérica está viviendo una evolución marcada por consumidores que buscan experiencias más auténticas. Ya no se trata solo de satisfacer un antojo rápido, sino de encontrar productos que ofrezcan sabores intensos, únicos y empaques que conecten con su estilo de vida.
La innovación en esta categoría va mucho más allá de lo que contienen los productos. Hoy, los empaques son una parte esencial de la experiencia: formatos prácticos, materiales funcionales y diseños que reflejan personalidad. Marcas como Kellanova están apostando por envoltorios más modernos, versátiles y atractivos, que protegen el sabor y elevan la percepción del producto desde el primer contacto.

El consumidor también está explorando nuevas propuestas de sabor. Hay una clara preferencia por combinaciones inesperadas, fusiones regionales, ediciones limitadas y reinterpretaciones de clásicos con un giro. Esta búsqueda constante por lo diferente ha impulsado un nuevo enfoque creativo en la industria, que responde con snacks que sorprenden y dejan huella.
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“El sabor se ha vuelto una declaración de identidad. La gente quiere productos que digan algo, que les representen y que marquen una diferencia desde el empaque hasta el último bocado”, explica José Valenzuela, Líder de Unidad de Negocios de Kellanova para Centroamérica y el Caribe.
Un mercado en crecimiento y transformación
A pesar de los cambios en los hábitos de consumo, el mercado de snacks salados sigue creciendo. En Guatemala, por ejemplo, alcanzó los Q5,400 millones en 2023 y se proyecta que mantenga una tasa de crecimiento anual del 4% al 5%. Aunque los consumidores compran con menos frecuencia, están optando por empaques más grandes, buscando conveniencia y rendimiento sin sacrificar calidad ni sabor.
La innovación como motor de diferenciación
En un entorno tan competitivo, la innovación constante es clave. Reformular un producto ya no significa cambiar solo su receta, sino repensar el empaque, el formato, la textura y, sobre todo, el sabor. Las marcas que se atreven a proponer algo distinto, que se inspiran en influencias culturales o regionales, están marcando la pauta.
“Los consumidores están más atentos que nunca. Valoran lo diferente, lo que se siente auténtico, lo que les ofrece algo más allá de lo esperado”, señala Valenzuela. “Eso nos obliga a movernos rápido, a observar, experimentar y adaptarnos”.
Tecnología, diseño y conexión emocional
La tecnología permite entender mejor al consumidor y anticipar sus preferencias. Desde el análisis de datos hasta el diseño de empaques inteligentes, las marcas están utilizando herramientas digitales para crear productos más relevantes y conectados con los gustos actuales. Las redes sociales también han cambiado el juego: hoy, un snack no solo se prueba, se comparte y se comenta.
Autenticidad como diferenciador clave
El futuro de los snacks salados en la región se construirá sobre autenticidad. Empaques que cuentan historias. Sabores que evocan momentos. Marcas que se arriesgan a ser distintas. En un mercado con cada vez más competidores, lo que destacará no será lo funcional, sino lo memorable.
“Ya no se trata solo de alimentar. Se trata de emocionar, de conectar, de ofrecer algo real. Y eso nos impulsa a hacerlo mejor cada día en Kellanova”, concluye Valenzuela.
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