Úrsula Pueyo: Las barreras las tiene cada uno en la cabeza
 
                	                 Por Inmaculada Tapia.
Por Inmaculada Tapia.
EFE REPORTAJES/Soy Positivo
En Europa, los deportes de invierno inician en noviembre y terminan en marzo. Así que, cuando los latinoamericanos desean viajar y experimentar esta apasionante versión de ejercicio al aire libre, es mejor hacer planes con suficiente tiempo.
Los aficionados a los deportes de invierno esperan las nevadas, las pistas vestidas de un blanco inmaculado, listas para deslizarse sobre ellas. La montaña sigue siendo el punto de referencia para los escaladores. Lo importante es no ponerse límites, incluso si está afectado por una discapacidad.
Mantenerse en forma y realizar un deporte al aire libre en cualquier época del año es, para los más activos, un modo de vida, una ilusión permanente.
Cuando se busca, la discapacidad física no marca un límite. Cuando nace o sobreviene una discapacidad, el deseo por adquirir o mantener experiencias con la naturaleza es un aliciente en el día a día.
Los deportes de invierno se abren camino con la bajada de las temperaturas. Los que disfrutan de la montaña y conviven con una discapacidad están de enhorabuena gracias a programas que facilitan su incorporación a este tipo de actividades al aire libre.

Úrsula Pueyo es una de las beneficiarias del programa. Forma parte del Equipo Nacional de Esquí Adaptado. Esquía desde hace cinco años. A los 15 años tuvo un accidente de moto y sufrió la amputación de su pierna derecha, una circunstancia que no transformó su carácter vitalista y emprendedor.
Representó a España en los Juegos Paralímpicos de Vancouver 2010. En su historial deportivo se cuentan cuatro medallas, tres de plata y una de bronce, que consiguió en la I Copa Paralímpica del Mundo de Invierno, que se celebró en Solleftea (Suecia) en febrero de 2009. En la clasificación general de la Copa de Europa de la pasada campaña, Úrsula Pueyo concluyó en la cuarta posición.
Participó en Holanda en la inauguración de la temporada que ha organizado el Comité Paralímpico Internacional de Esquí Alpino en la instalación cubierta de Landgraaf. La esquiadora dejó su isla natal, Mallorca, para trasladarse a vivir al Valle de Arán, donde entrena de martes a domingo. “El deporte favorece la autonomía y la independencia de una persona discapacitada”, comenta.
Reconoce que nunca se ha encontrado con barreras para hacer aquello que se ha propuesto en la vida. “Las barreras las tiene cada uno en la cabeza”, afirma con soltura. Señala que patrocinios como los que ejerce la Fundación Repsol siempre son “favorables”, porque permiten sufragar gastos de viajes y equipamiento que, de otra manera, sería difícil de afrontar.
Pueyo anima a todos aquellos que tienen una discapacidad a realizar deportes, a estar en contacto con la naturaleza. “El esquí es uno de los más fáciles de practicar. No requiere un esfuerzo físico muy grande. Basta con deslizarse”, señala como si fuera lo más natural.
 
		    		     
		        	 
		        	 
		    		     
		     
		    		     
		     
		    		     
		    		     
		    		     
		    		     
		    		     
		    		     
		    		    
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