Spenzer, perro guía de atleta paralímpica Lia Beel


Spenzer perro guía de atleta paralímpica Lia Beel

Su guía dentro de las pistas es David Alonso, además es su marido. Fuera de ellas es Spenzer, su perro guía desde octubre de 2017.

Lia Beel nació hace 24 años con retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que le fue haciendo perder la vista de manera progresiva.

“Asimilé la situación bastante bien. Veía mal desde pequeña, empecé a ver muy mal con 15 años, a correr con guía con 16 -aunque lo hubiese necesitado antes- y a ir por la calle con bastón con 17 ó 18, cuando fui a Madrid a estudiar la carrera”, explica.

Spenzer perro guía de atleta paralímpica Lia Beel
Lia Beel y Spenzer

Para tener mayor autonomía, y porque le encantan los animales, solicitó a la ONCE un perro guía. Spenzer hoy es para ella mucho más que sus ojos.

“Es un todoterreno que me da mucha autonomía. Me guía por la calle, que es fundamental, pero para mí es mucho más importante a nivel emocional. Le quiero mucho, aunque suene bobo, reconoce la atleta nacida en Australia.

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“Va conmigo a todas partes. No paramos“, prosigue riendo. Ambos son igual de activos. Tal para cual. La acompaña las ocho horas que trabaja como fisioterapeuta en una clínica de Toledo.

Pero también cuando va a entrenar a la pista del Parque de las Tres Culturas. “Desde el principio nos adaptamos muy bien el uno al otro. En la clínica, por ejemplo, ni se mueve”, dice.

Casi logra la medalla en Río 2016

El ritmo frenético de su vida se paró en seco con el COVID-19. “La verdad es que estaba saturada. Necesitaba parar y al principio hasta agradecí el confinamiento“, reconoce.

Pero se nos han roto todos los esquemas deportivos. Mi objetivo era ir ahora al Europeo de junio y ganar. Pero con todas las competiciones canceladas, toca empezar de cero de nuevo“, explica.

En casa no paró de entrenar para mantener la forma física. David, además de guía, es entrenador y como tal ha estado ejerciendo estos dos meses y medio. Beel se las ha arreglado con un a máquina de remo y unas gomas para hacer ejercicios de fuerza.

Ahora ya está de vuelta a los entrenamientos con la mente puesta en sus segundos Juegos Paralímpicos, los de Tokio en el verano de 2021.

“Mi objetivo allí, a nivel individual, es acabar entre las las 10 primeras en el 400”, explica. Hace cuatro años, en los de Río, rozó el podio en el relevo 4×100 femenino con un cuarto puesto. En Tokio, esta prueba ha desaparecido del calendario.

Comenzó a practicar atletismo con 12 años. Estaba federada a nivel regional y competía sola, pero con 16 ya recurrió a un guía porque se salía continuamente de las rayas de la pista y poco a poco fue progresando hasta proclamarse campeona de Europa de 200 en Berlín hace dos años junto a David, con quien compite desde 2015.

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