Vacunarse contra el COVID-19 previene que la enfermedad sea grave


Vacunarse contra el COVID-19 previene que la enfermedad sea grave

La pandemia de COVID-19 ha concluido; sin embargo, el virus sigue propagándose y poniendo en peligro la vida de las personas, en especial quienes pertenecen a la tercera edad, padecen una enfermedad crónica o se encuentran embarazadas.

De acuerdo con el tablero de Vacunación de Esquema Regular del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala, a enero de 2024 el 8.2% de la población guatemalteca contaba con la primera dosis de la vacuna pentavalente contra el virus de COVID-19, el 8.2% tenía la segunda dosis y el 7.2% contaba con la tercera dosis.

Vacunarse contra el COVID-19 previene que la enfermedad sea grave
Vacunarse contra el COVID-19 previene que la enfermedad sea grave

La vacunación sigue siendo la forma más segura y confiable de generar protección contra las complicaciones asociadas a la enfermedad, ya que disminuye en un 68.7% las probabilidades de desarrollar secuelas relacionadas al virus prolongado. Se calcula que solo en 2021, las vacunas contra el COVID-19 salvaron la vida de 14,4 millones de personas en el mundo.

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Los virus mutan constantemente, y el SARS-COV-2 (por sus siglas en inglés) ya lo ha hecho varias veces desde que se detectó por primera vez en Wuhan. Estas mutaciones provocan a su vez, que las vacunas que se diseñaron originalmente para protegernos de un virus con ciertas características pierdan parcial o significativamente su eficacia con el pasar del tiempo.

El que las personas tengan de 6 meses a un año desde su última dosis, implica que desde el punto de vista inmunológico ya no tienen defensas porque los títulos de anticuerpos disminuyeron de manera considerable. Hay estudios de COVID 19 que destacan que los títulos de anticuerpos o células de defensa pueden mantenerse elevados como máximo 8 meses. A los 6 meses llegan a picos en el organismo y empiezan a disminuir. Las vacunas contra el COVID-19 pueden ofrecer protección adicional a las personas que tuvieron el virus, incluso las protege y evita que sean hospitalizadas en caso de infectarse nuevamente”, explica la doctora Yamileth Sandoval, gerente Médico Vacunas de Asofarma para Centroamérica y Caribe.

La eficacia de una vacuna la evalúa un laboratorio y mide el grado en que esta reduce el riesgo de que una persona enferme. Por lo tanto, a mayor eficacia menos riesgo. Es vital la labor de vigilancia activa que realizan los organismos internacionales, los sistemas de vigilancia epidemiológica y los fabricantes de vacunas, para identificar de manera temprana cuáles son las variantes de interés que circulan de manera predominante en un periodo de tiempo y, de esa manera, evaluar si las mutaciones que presenta el virus requieren que se modifique la composición de la o las vacunas disponibles.

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La especialista indica que la plataforma de ARNm mensajero de la vacuna COVID-19 de Moderna, abre la puerta a un futuro prometedor porque las actualizaciones se pueden realizar rápidamente en función de los datos epidemiológicos de los virus circulantes. “En la actualidad, parece probable que la COVID-19 llegó para quedarse, similar a la influenza. Asimismo, el virus que lo causa continuará cambiando con nuevas variantes que van y vienen en oleadas. Razón por la que las vacunas también evolucionan”.

A lo largo de los años y con diferentes tipos de virus como la influenza, por ejemplo, los expertos notaron que la inmunidad producida con la aplicación de la vacuna desaparecía con el tiempo. Por eso recomendaron que se aplicaran refuerzos para fortalecer el sistema inmunitario, estimulando la producción de nuevos anticuerpos y, por ende, aumentando la protección que brindan contra el virus.

Las vacunas más nuevas no solo refuerzan la inmunidad anterior, sino que generan una nueva respuesta inmune a las variantes circulantes. Por eso los expertos le dan el nombre de vacuna contra la COVID-19 actualizada. Es importante recalcar que toda persona mayor a los 6 meses debe recibir la vacuna actualizada durante esta temporada 2023–2024”, agregó la doctora Sandoval.

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La Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins ha destacado que, al hablar de vacuna actualizada, quiere decir que se ha comenzado a tratar el COVID 19 como la influenza, que requiere una vacunación anual. Además, esto demuestra que no solo se está aumentando la inmunidad existente; sino que la actualizada genera una nueva respuesta inmune a las variantes que están circulando en la actualidad.

Las vacunas actualizadas monovalentes para 2023-2024 son las que mejor permiten combatir las infecciones causadas por el linaje XBB de la variante Ómicron, y podrían restablecer la protección contra el virus en su variante más grave, que puede haber ido disminuyendo con el tiempo. Se prevé que las vacunas actualizadas serán más efectivas para combatir las cepas en circulación en la actualidad. En Guatemala la vacuna que está disponible para la población es la monovalente, es decir la más actualizada contra el COVID 19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha recomendado el uso de las vacunas monovalentes sin la proteína S del virus ancestral, ya que genera una serie de beneficios como el aumento del título de anticuerpos neutralizantes frente a los linajes Ómicron circulantes.

De conformidad con las recomendaciones dadas en marzo de 2023 por el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE) de la OMS, quienes corren un riesgo alto de presentar un cuadro grave de COVID-19 son las personas de la tercera edad, los adultos jóvenes que sufren comorbilidades importantes (diabetes y cardiopatías), personas con afecciones de inmunodepresión (VIH y receptores de trasplantes); además de los niños de 6 meses o más y los trabajadores de la salud. Estos grupos poblacionales deben tener prioridad en la colocación de las vacunas de refuerzo, de 6 a 12 meses después de puesta la última dosis.

En el caso de las mujeres embarazadas, se ha demostrado que la vacuna es efectiva incluso cuando es aplicada durante el periodo de gestación. Esta es parte de las conclusiones a las que se llegaron en el XX Congreso Latinoamericano de Enfermedades Infecciosas Pediátricas-SLIPE 2023, en el que un panel de especialistas de la región debatió temas como la seguridad de las vacunas de ARNm en embarazadas, la carga de enfermedades respiratorias en lactantes y niños, y la inmunización del paciente inmunodeprimido. 

La vacuna contra el COVID-19 es la forma más segura y confiable de generar protección contra el virus. También ofrece refuerzo adicional a las personas que estuvieron contagiadas, evitando que sean hospitalizadas en caso de infectarse nuevamente. La vacunación sigue siendo la estrategia más segura para evitar la hospitalización o tener problemas de salud a largo plazo que lleven al paciente a la muerte

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